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TRIÁNGULO DE ALBANIA (Círculo de Viena) presentan Jorge Toledo, Rosario Hernández y Felipe Cardoso

viernes, 16 de noviembre de 2012

LA XTABAY

La Xtabay, leyenda Maya

Si eres un viajero que transita por la noche los caminos, puedes encontrar de súbito a una mujer increíblemente bella sentada al pie de una frondosa ceiba. Si escuchas sus dulces palabras de amor, te enamoras sin remedio de sus encantos. ¡Cuidado! Te puede embrujar y destruir cruelmente. Tu cuerpo puede aparecer al día siguiente con huellas de maltrato, mordidas y rasguños como de bestia. Es la Xtabay.

Hace tiempo, dos mujeres vivían en un pueblo de Yucatán. A una le decían Xkeban, (la prostituta). Enferma de amor y de pasión, lo que deseaba era prodigar su hermoso cuerpo a cuanto hombre lo solicitara. Su verdadero nombre era Xtabay.

A la otra la llamaban Utz-Colel, (mujer decente y aseada), a quien todos querían en el pueblo. Limpia y compuesta, jamás había cedido a ningún amor carnal, decían que no había cometido ningún pecado amoroso.

Xtabay era de gran corazón, generosa ayudaba a los demás. Humilde soportaba las humillaciones e insultos con dignidad, sin criticar a nadie. Utz-Colel, en cambio, escondía debajo de su apariencia dulce y recta a una mujer fría, orgullosa y de corazón duro.

Una vez la gente dejó de ver a Xtabay. Pensaron que andaría en otros pueblos ofreciendo su amor a los que lo pidieran. De los muchos que gozaron sus favores, sólo unos cuantos se lo agradecían, y fueron ellos, precisamente, los que fueron a su casa a buscarla. La encontraron hermosa, muerta, sola. El pueblo se llenó de un delicioso aroma de flores que venía de la casa de Xtabay. Avisaron el prodigio que estaba sucediendo.

Notificaron a Utz-Colel, pero ella sostuvo: “de un cuerpo vil y corrupto solo puede salir pestilencia, si brota perfume es obra de los malos espíritus que ayudan a las mujeres sucias para seguir provocando a los hombres aún después de muertas”. La gente le creyó y abandonaron el cadáver. Unos pocos, por lástima llevaron a Xtabay a enterrar. Al día siguiente, sobre la tumba aún fresca, crecieron miles de flores discretas, hermosas y aromáticas. Esta flor se llama Xtabentún, humilde nace en la orilla de los caminos. El jugo de esta flor emborracha, como el amor de Xtabay.

Poco después murió Utz-Colel. Al entierro acudió el pueblo para llorar. Pero de su tumba brotó el olor pestilente de un cadáver putrefacto. Sobre su sepulcro nació un Tzacam cetus. Intocable, da una flor bella pero pestilente.

Pasado el tiempo la gente reflexionó; “los pecados de Xtabay habían sido de amor, se entregaba por un impulso generoso y natural, por eso ocurrió algo bueno después de muerta. Utz-Colel pidió ayuda de los espíritus malignos para regresar al mundo cada vez que quisiera convertida en mujer para enamorar con un amor nefasto porque la dureza de su corazón no conoce otro.

Esta es Xtabay, ¿o Utz-Colel? Surge del Tzacam. Cuando ve pasar a un hombre revive. Lo espera bajo las ceibas peinando su larga cabellera. Lo sigue, atrae, seduce y asesina en el frenesí de un amor infernal.





LA EDUCACIÓN, ¿Ciencia, Arte o Técnica?

LA EDUCACIÓN
¿CIENCIA, ARTE O TÉCNICA?
Hablar de la educación como ciencia, arte o técnica; es en sí una cuestión meramente formal y de la evolución que han presentado las distintas disciplinas que envuelven el desarrollo humano en la sociedad. Algunas profesiones actuales muestran esa transición, y la educación no está exenta. Fueron pocas las fuentes de información que pude consultar al respecto. Hay argumentos en pro de la educación como ciencia, debido a que sus procesos de producción del conocimiento coinciden con las de otros campos de las ciencias sociales y humanidades (Rincón, 2005). En ese sentido, Juan Brom (1983), apunta que los conocimientos que integran la ciencia deben corresponder a la realidad, comprobarlos e interpretarlos generando probables leyes, definiéndose en el tiempo, si la educación, en nuestro caso, es una ciencia o no.
Ahora bien, de la misma ciencia educativa podría desprenderse toda técnica aplicada en su ámbito y al mismo tiempo contemplarla como un arte, al implicar ciertas habilidades y destrezas en la expresión del sentir y de apreciar la tarea educativa. Una tarea que el maestro debe realizar de manera atractiva, con innovación, modelando su obra casi con sus manos como si fuera un artesano; lo que implica una subjetividad, a la cual Popper (1973), lleva más allá de las ciencias sociales. Por ende, si hablamos de una ciencia educativa, ésta igual, nunca será neutral (Savater, 2009). De tal suerte que consideremos o no, ciencia, arte o técnica a la educación, lo cierto es que en los últimos tiempos se ha requerido en los maestros un grado de profesionalización en su desempeño; y es que no basta la vocación para lograr una educación eficaz, se requiere ser profesional, para evitar que la acción educativa se reduzca a un saber hacer sin ilusión y deshumanizado (Gervilla, 1998). La educación es ciencia, arte y técnica.
Jorge Luis Toledo Niño
 BIBLIOGRAFÍA
RINCÓN RAMÍREZ, Carlos. Pensamiento Crítico de la Construcción del Conocimiento Educativo. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas: UNACH, 2005.
BROM, Juan. Para comprender la historia. México, Editorial Nuestro Tiempo, S.A., 1983.
POPPER Karl, Adorno Theodor, Habermas Jurguen y otros. La disputa del positivismo en la sociología alemana. Barcelona, Ediciones Grijalbo, 1973.
SAVATER, Fernando. El valor de educar. Barcelona, Ariel, 2009.
GERVILLA CASTILLO, Enrique. Educar hoy: Profesión contra vocación. España, Bordón Vol. 50, N° 1, 1998, p. 83-91.

sábado, 27 de octubre de 2012